Las manos son algo que nos sirve para relacionarnos con los demás, mucho más de lo que nos damos cuenta.
Esa maravilla de cinco dedos que sienten independientemente y te permiten no sólo acariciar sino coger cosas, es una complicada infraestructura de músculos, huesos, articulaciones y nervios.
Para diseñar una máquina que tenga dedos, nos fijamos en los nuestros, 5 con uno que se antepone a los demás. ¿Por qué cinco? ¿No sería suficiente dos o tres? Sí, lo serían, pero se nos antojan muy antipáticos. Acrodaos del capitán Garfio. Ahora se intenta que todas las prótesis, tengan el aspecto más "humano" posible, sobre todo por un factor psicológico.
En la mano, además de toda esa unión de rodaduras y elementos que se pueden estirar y encoger, nos tropezamos además con un problema añadido: el de la fuerza.
¿Cuanta fuerza necesitamos para coger un huevo?Lo suficientemente flojo para no espachurrarlo y lo suficientemente apretado para que no se nos caiga al suelo.
¿Y para sacar la pasta de un tubo dentrífico? El mismo problema.
¿Y para levantar un azadón? ¿y para coger una pluma? ¿y para agarrar un lápiz?
Sólo cuando nos ponemos a crear algo que se nos parece, nos damos cuenta de la cantidad de cosas que hacemos casi sin pensar.